Para nadie es un secreto el incremento de la inflación a nivel mundial, efecto económico generado por diferentes factores, desde el hecho de haber tenido economías globales confinadas durante por efectos del Covid-19, de las necesidades estatales de generar unos mayores niveles de deuda, para soportar la economía en dicho periodo y la estipulación de subsidios para ayudar a solventar a quienes más se vieron afectados, sumado a problemas de orden comercial con una gran cantidad de contenedores inmovilizados en China y otros países asiáticos limitando y encareciendo en gran medida el costo de productos y materias prima de toda índole, sumado a lo anterior el conflicto entre Ucrania y Rusia que afecta la cadena de suministro de productos básicos agropecuarios y con ello impactando de manera rotunda el precio final de los productos alimenticios, principal componente en el sistema inflacionario y por si esto fuera poco, el elevado costo de la prestación de servicios energéticos, tanto de hidrocarburos (petróleo y gas) como de los generadores de energía eléctrica, todo esto unido y otros factores, se ha convertido en un coctel explosivo que tiene a la inflación en una disparada cuyo retroceso no se vislumbra con claridad al corto plazo.

En Nuestro País a raíz de todo este fenómeno, el papel desarrollado por la Junta directiva del Banco de la Republica, ha sido calcar (si se puede expresar el termino) estrategias desgastadas y poco efectivas fundamentalmente asociadas a incrementar las tasas de interés para frenar «teóricamente» la inflación, sin embargo estas estrategias trasnochadas o retrilladas, poco han servido para disminuir la inflación; solo han generado que los Banco Comerciales incrementen basado en esto, las tasas de interés de colocación de sus créditos y el efecto nocivo no ha sido para la Banca, por el contrario el afectado ha sido para los usuarios de los diferentes productos financieros, que en esencia el gran afectado es el ciudadano de a pie y el gran beneficiado el sector financiero.

Para entender esta dinámica aclaremos que muchas de las líneas de crédito (de hecho la mayoría) están atadas a tasas de interés variable (DTF, UVR, por mencionar algunas), que cuando las tasas de interés se elevan, implica que por una misma compra sea de (vivienda, vehículo, electrodoméstico o el simple pago de un mercado con la tarjeta de crédito) el usuario deba pagar mucho más por el articulo afectando notablemente su capacidad de pago, por ello el lector podrá identificar como muchas de sus cuotas bancarias ahora son mucho mayores a pesar de tener un mismo saldo de deuda.

Pero no solo el ciudadano que accede a créditos de consumo se ve afectado ostensiblemente por este problema, todos los empresarios del sector real, comercial y agropecuario también sufren significativamente con estas medidas. Es prudente revisar que pasa con líneas de crédito especiales como BANCOLDEX o FINAGRO, ya que normalmente están atadas a tasas variables, deteriorando enormemente los márgenes de rentabilidad por los elevados gastos financieros en los que ahora deben incurrir, frenando el desarrollo empresarial y la generación de fuentes de empleo.

El segmento público también se afecta enormemente, ya que las entidades territoriales tienen endeudamiento con la Banca, con tasas ligadas a la DTF (misma que ha aumentado de manera exponencial) como consecuencia (Alcaldías, Gobernaciones y demás entes estatales) tienen que pagar un servicio más alto de deuda a los Bancos, por lo tanto, tendrán mucho menos recursos para inversión social o de infraestructura.

¿Pero entonces quien se beneficia?, la realidad es que el único beneficiado es el sistema financiero privado, que aplica todas las alzas en las tasas de interés en los usuarios, manteniendo sus márgenes de intermediación (que ya de por si en Colombia son elevadísimos) e incluso subiéndolos y con esto fortaleciendo sus cifras de rentabilidad, que solo favorece a sus accionistas.

De este diagnóstico se desprende que se requiere con urgencia una intervención estatal pronta, que estabilice el mercado, las tasas de interés y los márgenes máximos de intermediación, intervención que no se ha dado en más de 25 años, recordemos cuando el Gobierno nacional de turno debió tomar acción efectiva por los desastres del UPAC que fue el sistema de crédito de vivienda que inicialmente ayudo para que muchos obtuvieran sus casas, pero por la capitalización de intereses del UPAC, termino haciendo que muchos las perdieran posteriormente.

La acción efectiva del estado, no se pude dilatar más, so pena de un colapso de la economía productiva y del deterioro cada vez mayor de la calidad de vida de los colombianos.

Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, entidad de la que hago parte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.