Para llegar hay que tomar la ruta del “matadero nuevo”, esta salida del municipio aborda una carretera destapada, en buenas condiciones, que lleva hasta la finca El Diamante.

Alejandro, de 37 años, cuenta que como muchos otros decidió tomar las riendas de la finca cafetera de su familia por necesidad.

“Murió mi padre y tuve que salir de Ibagué para el Líbano, desde eso me hago cargo de la finca en sociedad con tres hermanos. Ya pasamos de cultivar a comercializar nuestro propio producto”, comenta.

Alejandro siempre está sonriendo y hablando de café, en el recorrido que hicimos en su finca, emocionado cuenta cómo han pasado de producir a comercializar, de vender el café seco a cuidar cada paso en el beneficio del mismo para venderlo en excelso.

Hoy cuenta con colaboradores y socios, campesinos de la región con quienes está implementando proyectos como la apicultura, pues diversificar también hace parte de su estrategia de seguridad alimentaria de su familia.

“Con don Ricardo Rubio estamos haciendo un trabajo cooperativo, pues cuenta con años de experiencia en el proceso de producción de la miel y cultivo de abejas”, agrega mientras señala desde lo alto de una colina el lugar en donde están ubicados los panales.

Don Ricardo asesora en la implementación de la apicultura también a varias familias del Líbano, incluyendo al cuerpo de bomberos.

HERENCIA CAFETERA

Para Alejandro la mayor herencia que le pudo dejar su padre es la del café, pues recuerda que viene de familia con ancestros cafeteros, y estuvo desde muy pequeño inmerso en un ambiente difícil, complicado, en el campo.

“La carga de café no siempre ha estado a buen precio, yo recuerdo esa caída del café en el 2013, la crisis en las fincas, el elevado costo de los insumos”.

Este sigue siendo un gran inconveniente en la producción de café para los colombianos, pues mientras en el 2021 el costo de la carga goza de un buen precio, esto no siempre se mantiene ya que las exportaciones del grano en Brasil hacen que el precio de carga en Colombia disminuya. Lo que afecta el bolsillo del pequeño productor.

Por ejemplo, la Federación Nacional de Cafeteros informó el pasado 16 de julio que el precio por carga de 125 kilogramos de pergamino seco llegó a $1,51 millones, el valor interno más alto de la historia.

Una de las opciones para avanzar en comunidad es la conformación de asociaciones campesinas, Alejo se prepara para liderar una, la que sería la Asociación de Cafés Especiales Unión Central del Norte.

“El Líbano también tiene buena taza, y así como me fui preparando para ir mejorando en mis procesos, organizando la marquesina y el silo de secado, tecnificando el beneficio de nuestro café, así mismo quiero que otras familias cafeteras avancen, y más las de aquí, las de mi región”, comenta.

Algunas de las marcas que comercializan el café de la finca El Diamante son Jolgorio Café, Arreboles Coffee, así como tiendas de café en Melgar, Ibagué y el Líbano.

Sin duda alguna, para tomar un buen café no hace falta solo buscar en tiendas de cadena, también basta con echarle un ojo a los caficultores de los municipios y sus asociaciones.

Un café, suave y de calidad, está a la vuelta de la esquina.

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