Todas las circunstancias que rodearon el nacimiento del hijo de Dios fueron extraordinarias, Herodes y su decreto de muerte, el nacimiento en la extrema pobreza de Jesús en un pesebre rodeado de animales, los reyes magos postrándose a los pies del recién nacido como símbolo de su grandeza revelan que la voluntad de Dios deseaba mostrar su poderío en la humildad, en la unidad.

Muy pequeño en el Cañón del Combeima, recogía tapas, que luego machacábamos para hacer las panderetas con alambres, los vecinos y en nuestra casa a pesar de las limitaciones económicas hacíamos buñuelos y natillas, todos compartíamos, nuestros padres se esforzaban por comprar una camisita o algo que pudiéramos estrenar en navidad, tener regalo era un regalo divino, igual que el estreno, pero lo que más recuerdo es esa alegría y unidad familiar con la que pasábamos estas festividades, las novenas se volvían los encuentros para rezar, cantar los villancicos, comer y celebrar cada día con mucha expectativa la venida de Dios.

Hoy aún son muchas las dificultades que tenemos, las necesidades aún se cuentan por doquier, desde el gobierno departamental hemos logrado cumplir los sueños de miles y miles de tolimenses por tener una mejor salud, mejor educación, mejores vías, mejores oportunidades, pero eso no es suficiente. Sean estas fechas la oportunidad para pedirles a todos los que tienen la oportunidad de compartir, de dar, de regalar, hacerlo con la mayor generosidad y humildad, esa unidad en esta navidad en el amor de Dios, les aseguro será bien recompensada. El nacimiento de Jesús permita en todos los tolimenses ese renacimiento de amor, solidaridad y unidad.

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