Brasil, el primer productor mundial, produce cerca de 69 millones de sacos (de 60 kg/cada uno) en promedio anual, fundamentalmente por la amplia extensión geográfica que destina para dicho cultivo (para 2023 Brasil podría aportar 90 millones de sacos, lo que sin lugar a duda afectara el precio de mercado con tendencia a la baja); en segundo lugar esta Vietnam, con algo más de 31 millones de sacos, mientras nuestro país con menos de la cuarta parte de la producción brasilera, ocupa el tercer lugar con una cifra de 13.8 millones de sacos para el año 2021. Ya en menos nivel se encuentran otros países como Indonesia, Etiopía, Honduras y otras naciones que han logrado que la producción mundial cafetera este en continuo crecimiento en los últimos 10 años.

Suiza y Dinamarca que NO tienen cultivos de café, obtienen mucha mas rentabilidad que Colombia, nuestro país, a pesar de la amplia tradición cafetera, no ha logrado desarrollar una agroinduatria de alto valor agregado. Del 100% de la riqueza que genera esta cadena productiva, solo entre un 10% a 15% de la utilidad se queda en los caficultores colombianos, el resto se lo quedan otros actores (intermediarios, exportadores, industriales y comercializadores finales de orden internacional).

¿Qué pasa en el Tolima? El departamento es el tercer productor de café en Colombia, aportando el 12,61% de la producción, mientras Huila es el primer productor con un 18,13% y Antioquia el segundo con un 14,82%. Aunque el Tolima esta en este privilegiado lugar a nivel nacional, con más de 106 mil hectáreas sembradas en café y aproximadamente 62 familias dedicadas al cultivo del grano, la realidad económica del sector es mucho más compleja de lo que parece.

Mientras las exportaciones de café verde de los departamentos de Caldas y Huila para el año 2020 fueron de: U$ 581 millones – Caldas y U$ 481 millones – Huila y en 2021 U$ 670 millones – Caldas y U$ 645 millones – Huila, el departamento del Tolima solo registro exportaciones por U$ 22 millones en 2020 y U$ 10 millones en 2021. Estas exportaciones obedecen exclusivamente a la partida arancelaria “90119000 – Demás cafés sin tostar, sin descafeinar”, es decir café verde trillado y seleccionado, el mismo que se envía a los principales países importadores.

¿Por qué la baja exportación de café desde el Tolima?

Este es un problema estructural, radica especialmente en que el origen de la exportación del café no lo da la siembra, lo da la trilla, es decir, el proceso agroindustrial que deja el café en condiciones aptas para ser tostado. Casi todo el café del Tolima se trilla en otros departamentos; Antioquia, Caldas, Huila y Quindío, siendo estos los que se quedan con el origen de la exportación del café cultivado y producido en el Tolima. 

El Tolima se quedó sin trilladoras, en Ibagué apenas habrá un par de infraestructuras pequeñas con baja tecnología, mientras en Planadas si existe proceso de trilla con altos estándares de calidad (trilla en frio) que perime que este sea no solo el primer productor de café, sino el municipio que tiene el modelo productivo, asociativo y agroindustrial que debería existir en todos los municipios productores del Tolima. 

No es posible que otros se estén quedando con las mayores ganancias que genera esta cadena, mientras la pobreza se apodera del campo. 

Parte de la solución: 1.) Fortalecer los procesos asociativos para que las asociaciones y cooperativas de caficultores logren establecer estas infraestructuras agroindustriales (secadoras y trilladoras), con esto el Tolima podrá aumentar las exportaciones. 2.) Incentivar e incrementar la producción de cafés especiales, es la ruta para garantizar el futuro de la caficultura tolimense. 3.) Aprovechar el reconocimiento que con esfuerzo se ha ganado el café del Tolima a nivel internacional. 4.) Participar en ferias internacionales como la SCA Coffee, Coffeee Shop de Asia y los salones de café en Europa, entre otras. 5.) Garantizar la permanencia de los jóvenes en el campo, evitando la migración y adoptando estrategias de empalme generacional, caficultores de cuarta generación.

Este tipo de articulación permitirá vender un producto diferenciado que no dependa de las cotizaciones en la bolsa de Nueva York como un commoditie común, ni del precio oficial de la carga en Colombia. La economía cafetera y la calidad de vida de los caficultores debe mejorar, se debe dignificar la vida del campesino, antes de seguir haciendo grandes a otros, debemos pensar en hacer grande al Tolima.

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