“El Líbano espera con sus puertas abiertas a todos los tolimenses. Cada vez son más los
atractivos que tiene nuestro municipio, para todos los gustos y bolsillos”, afirmó el periodista
y escritor libanense José Alberto Mojica, quien regresó a su tierra y ahora es uno de los
anfitriones de ‘La Ranchita del Líbano’: una nueva posada cafetera boutique que evoca la
nostalgia y el patrimonio de los ancestros antioqueños y caldenses que colonizaron al norte
del Tolima.
Y aunque moverse en este municipio es muy fácil, ‘La Ranchita del Líbano’ también es un
operador que facilita el transporte y las excursiones a los sitios de interés.
“Nos hemos aliado con operadores turísticos, restaurantes, cafés y otros emprendedores
que decidimos apostarle al turismo y al desarrollo social de nuestra región”, señaló Mojica,
actual editor de la Unidad de Reportajes Multimedia de El Tiempo.
Y añadió: “El turismo es la industria más democrática que existe: beneficia y da empleo a transportadores, restaurantes, cocineros y meseros, hoteles, cafés y bares. A muchísimas personas. Y
debemos trabajar de la mano si queremos consolidarnos como un destino, más ahora con
las obras de ampliación de la vía Cambao – Líbano – Murillo – Manizales”, agrega Mojica,
quien además es periodista experto en viajes y turismo.
Fincas cafeteras auténticas como San Carlos, El Cortijo, Las Mercedes, El Aguador y los
Ángeles, entre muchas más, ofrecen recorridos por los cafetales mientras se observa ese
paisaje que fue proclamado por la Unesco, en el 2011, como ‘Patrimonio de la Humanidad’.
Y dentro del pueblo se puede visitar la Casa de la Cultura Luis Flores, con su fuente de
piedra rodeada de jardines, y con museos que les rinden tributo a los célebres escritores e
intelectuales libanenses.
Una cuadra abajo queda la Plaza de Mercado, donde se pueden
conseguir verduras y frutas frescas, y deleitarse con tamales, caldo de pajarilla y con la
emblemática Lechona de los Carillo que, en contraste con la de Ibagué y la del sur del
Tolima, sí lleva arroz. Y por supuesto, allí se consigue el sabroso Salchichón Tovar,
elaborado con especias del medio oriente y el plato más emblemático del pueblo.
Para disfrutar de un exquisito café producido en estas tierras, están los legendarios Café
Águila y Moca, en el parque principal; y para los paladares más exquisitos se destacan
Meridiano, especializado en cafés especiales, y Casa Artesandia y Cafebojo, donde,
además, se pueden adquirir bonitos recuerdos con la imagen de El Líbano. Detrás del
hospital, por la avenida tercera, queda Fénix, un muy agradable café con una vista
privilegiada del soberbio y frondoso Monte Tauro.
A 15 minutos del casco urbano queda la vereda La Trina, cuyas fincas fueron adaptadas
con piscinas y restaurantes para recibir a los turistas. Allí se destaca Mineima, que ofrece
servicio de alojamiento y un restaurante donde preparan los más exquisitos platos de la
cocina local e internacional. Y desde allí se observa un bellísimo espectáculo natural al
atardecer: miles de garzas que llegan a dormir a un árbol gigante y centenario.
Al otro extremo del municipio, en los miradores del sector de La Polca, queda Sky: un
restaurante y glamping que ofrece las mejores vistas de todo el norte del Tolima.
Murillo: termales y frailejones
A 40 minutos de El Líbano queda Murillo: ese pueblo de arrieros de casas coloridas de
madera que conserva la arquitectura de ‘tabla parada’, con el Nevado del Ruiz como telón
de fondo. En el camino vale la pena hacer una parada en El Agrado: un restaurante que
mira a los espectaculares valles de la región y con senderos que llevan a un bosque de
niebla.
Y después de caminar por las calles de Murillo y disfrutar de una sabrosa oblea de arequipe
con mora y de su legendario brandy con leche, y de deleitarse con el café de altura en Café
Salinas, producido por dos hermanos agricultores, la siguiente parada debe ser Villa Lore:
un restaurante y glamping donde se puede dormir bajo las estrellas, atendido por el
reconocido y carismático ortopedista libanense Carlos Alberto Piraquive.
Y también, Murillo arriba, se llega a las termales de La Cabaña. Una caminata
medianamente exigente, acompañada por miles de frailejones, y que llegan a unas termales
de aguas medicinales y de colores, y a cascadas azufradas verdes, azules y amarillas, y
más adelante a lagunas sagradas. La vista del Cañón del Río Lagunilla, por donde bajó la
avalancha del Volcán Nevado del Ruiz que sepultó a Armero en noviembre del 1985, quita
el aliento de tanta belleza.
Para quienes no puedan caminar están las termales de El Sifón, a las que se llega en carro.
Quedan a pocos metros de la carretera y es posible meterse allí, en sus aguas calientes y
medicinales. “Eso sí: para visitar estas maravillas de Murillo hay que ir en camioneta o en
carros altos, pues la vía no está en óptimo estado.
Se puede contratar el transporte en el
parque de Murillo, o si quieren, desde La Ranchita les facilitamos las excursiones”, expresó
Mojica al extender la invitación a que visiten su tierra.