No importa si el gato es negro o blanco, mientras pueda cazar los ratones es un buen gato”, célebre y profunda frase con la que Deng Xiaoping visualizo en 1978 la ruta de transformación y desarrollo que adoptaría la República Popular China, que, de no haberlo hecho, con semejante población para ese entonces, seguramente habrían muerto en medio del hambre y la pobreza que genera el comunismo.