El área urbana se compone de 13 comunas en las que habitan cerca de 600 mil habitantes según las proyecciones del censo; el área rural está compuesta por 17 corregimientos en los que habitan cerca de 45 mil personas.
En una dimensión geoespacial, Ibagué ocupa el cuarto (4) lugar entre los grandes municipios del Tolima: Chaparral con 2.124 Km2, Planadas con 1.445 Km2 y Rioblanco con 1.443 Km2. Si hacemos un comparativo con otros departamentos como el Quindío que cuenta con un área de 1.845 Km2 y 12 municipios o Risaralda con 4.140 Km2 y 14 municipios, se entenderá que habitamos un territorio inmenso que posee todos los pisos térmicos, biodiverso y mágico.
Uno de los grandes problemas que ha tenido el municipio de Ibagué para alcanzar un desarrollo económico sostenible, radica en la falta de comprensión y análisis por parte de quienes han gobernado y planificado el territorio. El Plan de Ordenamiento Territorial ha sido mal concebido ya que no se ha ajustado ni dispuesto para desarrollar las vocaciones económicas.
La ciudad creció desordenadamente, sin un concepto urbanístico que permitiera una expansión sostenible para garantizar el desarrollo de proyectos de vivienda, industriales, agroindustriales o de infraestructura logística. Las consecuencias de una deficiente administración y planeación, se traducen en un bajo desarrollo empresarial, un mínimo crecimiento del PIB local y un desempleo estructural que mes a mes soporta mil debates que poco se enfocan en la realidad del problema.
No todo es malo, Ibagué es un tesoro por descubrir, además de ser el tercer productor de café (después de Planadas y Ataco), se destaca la producción de cítricos, aguacate, maíz, productos de pancoger (frijol, hortalizas, yuca, arracacha u otros) y actividades pecuarias que, aunque no garantizan la seguridad alimentaria, si contribuyen en el abastecimiento local.
El municipio posee inmensos recursos naturales, pues hace parte fundamental del Parque Nacional Natural de los Nevados, posee fuentes hídricas y un acuífero (subterráneo) en la zona de meseta que se alimenta por gravedad. El crecimiento urbanístico y el despliegue de proyectos productivos requiere del preciado líquido, agua hay, pero ha sido deficiente y precaria la administración de este recurso natural desde lo público.
Ibagué, es el principal destino turístico del Tolima, la ubicación estratégica, las conexiones viales 4G, el clima, la oferta de naturaleza y otros factores, han permitido el crecimiento de actividades de comercio y servicios. Hoy la ciudad cuenta con hotelería de calidad, excelente gastronomía, bares y centros comerciales que en conjunto se podrán constituir en un producto turístico de alto valor.
La ciudad requiere un centro multipropósito para eventos y convenciones (turismo MICE), mayor infraestructura hotelera que garantice la adecuada atención de visitantes o turistas, parques temáticos, oferta rural de calidad (turismo rural comunitario), atractivos ancla como el proyecto “cable aéreo de Ibagué” que ha estado y está sobre la mesa (algo así como en Fase I).
Una vez se terminen obras como: el tercer carril Bogotá – Girardot – Flandes (que por cierto avanza lento y genera traumatismos que alejan el turismo proveniente de Bogotá), la doble calzada Ibagué – Cajamarca, que nos pondrá a 50 minutos entre Ibagué y Armenia, la vía Armero – Líbano – Murillo – Manizales; y otros temas de vital importancia como la reactivación del aeropuerto Perales a partir de la implementación de sistemas de aeronavegación como el ILS.
Si las cosas marchan bien, para 2025, en tres (3) años, Ibagué tendrá un conjunto de oportunidades y ventajas que permitirán un desarrollo económico sin precedentes, esto les cambiará la vida a miles de ciudadanos y emprendedores que sueñan con un mejor futuro.
Se hace necesario enfocar los esfuerzos en la misma dirección, unidad, asociatividad, compromiso y voluntad en la fórmula: estado, empresa, academia y sociedad. Manos a la obra, la tarea es ya.