Pero la realidad del colombiano, es que desconoce su historia cafetera, de dónde viene, cómo se procesa e incluso cómo se consume. Esto sucede porque a través de la historia hemos vivido inmersos en una cultura de consumo muy ligada a los cafés que rinden o cerreros como históricamente los han llamado, esto ha marcado una tendencia de cafés que, desde el punto de vista de la calidad, no resultan ser los mejores; y como opinión, esta cultura en la que se encuentra la mayor cantidad de la población de nuestro país y se ha convertido en el mayor enemigo de la calidad del café colombiano.
Es evidente que quiero exponer una falta de conocimiento en torno a la cultura cafetera de nuestro país, el tercer productor de café a nivel mundial y el dueño del reconocimiento al “mejor café suave lavado”, pero con certeza si le preguntamos a un ciudadano de a pie qué le significan estas dos afirmaciones puedo decir sin temor a equivocarme que no va a estar contextualizado con la realidad y si a esto le sumamos el bajo consumo de café, pues según las cifras de 2021 de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, el consumo per cápita en nuestro país se encuentra en escasos 2,8 kilos, pero, para dimensionar esta cifra tomaré como ejemplo un país como Finlandia que se estima consume alrededor de 12 kilos de café per cápita. Una gran diferencia ¿no?
Lo paradójico se encuentra en el gran orgullo que nos genera llamarnos cafeteros, pero desconocemos lo que se encuentra detrás de una taza de café 100% colombiano, hicimos parte de nuestra esencia, el consumo de cafés de calidades inferiores, tuestes altos y preparaciones con poca mística, que nos han volcado a no disfrutar de la diversidad de perfiles, que un país como Colombia le entrega al mundo.
Es importante que como colombianos aprendamos más café, no solo por lo que este producto le ha aportado al desarrollo del país, sino, por que la mayor parte de la población se ha privado del gusto de disfrutar una taza de café dulce, suave y balanceada, entre otras características de las que goza el producto insignia de nuestro país. Bueno, pero… ¿cómo se llega a conocer de café? Hoy en día la conectividad nos da la oportunidad de aprender, hay mucha información de valor que podemos consultar, pero mi consejo para este 2023 es a que se anime a darse una vueltica por las tiendas de especialidad de su ciudad, pruebe cosas diferentes, haga maridajes con otros productos, compre cafés en pequeñas superficies, puede ser en grano o recién molido y abra la mente a disfrutar de diversos cafés, esos que no se encuentran ligados con esa fatal cultura del “rinde” esa del café cerrero, la del café amargo… Hay un mundo inexplorado que vale la pena conocer, seguro que no se va a arrepentir, pues una vez se prueba el café de alta calidad, difícilmente se devuelve al café convencional.
Cada que usted emprenda una acción por comprar productos 100% colombianos ayuda a dinamizar la economía de la cadena productiva del café, pero esa economía del emprendedor y del caficultor y esto a su vez aporta un granito de arena a mejorar la calidad de vida de familias cafeteras que derivan su sustento en su totalidad del grano.
No se sienta mal por no saber… El pecado está en no querer aprender 😊