Esos territorios no solo estaban teñidos del rojo de la sangre, sino del rojo de un partido dominante para la época que con la retórica vacía y las promesas incumplidas iban y se comían las gallinas y los cerdos en épocas electorales aprovechando la buena fe y la inocencia de ciudadanos y campesinos que esperanzados creían y votaban por ellos. Para algunos ejemplos, recuerdo la primera vez que fui a Planadas tardamos 16 horas en llegar, recuerdo el clamor campesino por encontrar soluciones que transformaran sus vidas, encontramos el café, potenciamos el proceso asociativo, entregamos laboratorios, marquesinas, asistencia técnica, capacitación y todo lo necesario para que hoy desde allí se produzcan y comercialicen los mejores cafés del mundo, recuerdo también como abordamos con entereza y de manera contundente la anarquía, corrupción, déficit de más de 27 mil millones de pesos, nepotismo y demás actos aberrantes que ejercía el partido liberal en la Universidad del Tolima, donde aumentamos las trasferencias, eliminamos cargos suntuosos y onerosos, fortalecimos la investigación, iniciamos la gratuidad educativa y proyectamos un alma mater de calidad académica, como olvidar que en esos gobiernos rojos, aumentaban a rojo la deuda social, recuerdo que nombraron en el Hospital Federico Lleras, un administrador agropecuario y se suscitó un gran escándalo por el concurso para proveer gerentes a los hospitales de segundo nivel, hoy gracias a un gran trabajo de varios gobiernos, tenemos uno de los hospitales más eficientes y de mejor servicio del país, al igual que la red hospitalaria de segundo nivel y que no hablar de los cientos de kms de vías rurales y urbanas que hemos intervenido, faltando muchas más, es que el abandono era total.
“Sepulcros blanqueados por fuera, pero que por dentro están llenos de carroña e inmundicia” “ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio”, esa es la doble moral de quienes solo tienen el insulto y la maledicencia como argumento.