De hecho, el departamento del Tolima, no es ajeno a ello y permite analizar un panorama complejo para cada uno de los candidatos, debido a los resultados electorales de la primera vuelta y las expectativas que se tienen en la segunda y definitiva ronda presidencial.
Ante esto, surgen múltiples análisis que pueden llegar hacer decisivos a la hora de elegir el próximo presidente de Colombia, entre ellos:
El departamento del Tolima a lo largo de sus 47 municipios cuenta con un potencial de votantes de un millón 120 mil personas, de las cuales en las pasadas elecciones sufragaron alrededor de 620 mil, equivalente al 60% del censo electoral del departamento; lo cual visibiliza un abstencionismo del 40%.
Razón por la cual, dicho porcentaje podría ser decisivo en la contienda electoral y en la cual cada uno de los candidatos encontraría un número significativo de votos. Sin embargo, cabría aclarar que dicho 40% de abstención, responde a la tasa de abstencionismo nacional.
De la misma forma, surge el interrogante de: ¿cuál será el destino de los 144 mil votos obtenidos por el candidato Federico Gutiérrez en el departamento del Tolima?, Si bien cierto que éste oficializó su apoyo a la candidatura de Rodolfo Hernández, esto no supone una transferencia de votos de un candidato a otro. Ya que dicha presunción subestima la autonomía y criterio de cada votante.
De hecho, ante el resultado electoral del pasado 19 de mayo, viene haciendo carrera la opción del voto en blanco, que explícitamente proyecte un descontento con las opciones electorales que se tienen, las cuales no representarían a un buen número de votantes, de ahí que en las pasadas elecciones solo en el departamento del Tolima, los votos en blanco rodearon los 10 mil votos.
De ahí que, cada uno de los candidatos no tiene una tarea nada fácil en la región, partiendo del abstencionismo, la no representatividad que tienen los candidatos para muchos tolimenses y las posibles suspicacias que surgen alrededor de Rodolfo Hernández y Gustavo Petro, en buena medida por la propaganda sucia que se ha vuelto común en las campañas políticas.